miércoles, 17 de junio de 2009

BAJO LA DUCHA



Bajo la ducha, descubrí tu geogarfía y me llevaste a conocer el paraiso.
Bajo la ducha, sin pudor, olí tu perfume y, con toda dignidad, convocaste con tu espalda mis sentidos.
Bajo la ducha, comencé a esculpir tu fragancia con caricias y con sueños repasando como ciego, hasta hacer de tu vientre y tus caderas un teclado.
Bajo la ducha, descubrí otros placeres al regalarme tu cuerpo un concierto de gemidos que detonaba al explorar mi mano sus rincones.
Bajo la ducha, nos quitamos el disfraz y descubrimos a los seres que se atraen.
Bajo la ducha, mi boca con ansia y tus pechos se juntaron.
Bajo la ducha, dejaste que rozara tu rostro con mis manos, embriagándote de besos, en pausas delicadas, mientras tu halabas mi cintura y hacías un bosquejo que interrumpías apenas para separar, sin prisa, fronteras olvidadas.
Bajo la ducha, lavaste mis pecados con la magia de tus pies, mientras yo me encargaba de lo tuyo.
Y así, bajo la ducha, en perfecta comunión, con la música más grata: la que tocaron nuestros cuerpos, perdimos la noción del espacio y tomamos al tiempo de rehén.

1 comentario:

Patricia Fuentes M. dijo...
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